De las posibilidades de ocio que este espacio natural brinda al ciudadano (excursiones, escalada, pesca, caza, fotografía...), indudablemente la afición más generalizada entre los nativos del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas es la búsqueda de setas. Cada otoño, en cuanto caen las primeras lluvias, un aluvión de personas, tanto residentes en el interior de la sierra, como en los pueblos cercanos, literalmente "se tiran al monte" en busca de los apreciados "guízcanos". Tal es la pasión que los serranos tienen por las setas, que muchas personas mayores pueden andar diariamente más de 20 km para encontrar unos cuantos ejemplares, que luego magníficamente preparados degustarán con amigos y familiares, dada por bien empleada la "caminata". Es pues una actividad saludable que se realiza en una época donde se disfruta de los máximos atractivos que la sierra nos brinda (paisajes otoñales de ensueño, temperaturas agradables, carencia de molestos insectos...) y que sirve de pretexto para acercar el hombre a la naturaleza.Si bien se ha dicho que el número de especies comestibles en el Parque Natural de Cazorla es mucho mayor que las que realmente se aprovechan, debo recordar que una confusión puede causar la muerte, por lo que sólo debemos recolectar aquellas que tengamos plena seguridad de que son comestibles. Las no identificadas, se deben respetar, ya que pueden ser especies raras que convenga proteger. Las que se recolecten, se debe cortar el pie con un cuchillo o navaja, a fin de no dañar el micelio. La práctica de escarbar con ganchos o garfios, es totalmente perjudicial para las setas, por destruirles el micelio, debiendo ser erradicada ya que es más propia de ávaros que de micólogos y el respeto a la naturaleza hemos de demostrarlo también en esta actividad, que es a su vez una de las más naturales.
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